Hoy hemos dedicado la mañana a visitar un lugar que no podía faltar
en nuestro viaje pues habría estado incompleto, el Panteón de
Agripa, ya que no pudimos verlo el sábado que era cuando estaba
programado. La sorpresa ha sido general pues ante una obra así nadie
se queda indiferente.
Después, tiempo libre para realizar las últimas compras y echar una
penúltima mirada a esta ciudad eterna, penúltima porque es seguro
que volveremos (por eso tiramos la moneda en la Fontana di Trevi) y,
como dice la canción, “Arrivederci Roma”.
El sueño italiano está llegando a su final. Cuando leáis estas
lineas ya habrá terminado, pero el recuerdo permanecerá imborrable
en la memoria de todos.
Ciao.
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